Prólogo

Sabemos que un mundo con igualdad de género y acceso universal a la salud reproductiva es posible. Hemos visto avances, posibilidades y cambios en los discursos políticos. Sin embargo, solo podremos alcanzar este objetivo si tomamos medidas decisivas ahora para ampliar los avances logrados en los últimos 10 años.

La Cumbre de Londres sobre Planificación Familiar de 2012 fue un momento de inflexión para la salud y los derechos reproductivos. Líderes de todo el mundo se reunieron para afirmar el derecho fundamental de la mujer a forjar su propia vida, planificar su futuro y decidir por sí misma si quiere tener hijos y cuándo. El mundo reconoció una vez más que la planificación familiar es transformadora y tiene el poder de liberar el potencial humano, romper el ciclo de la pobreza y promover la igualdad de género. Dispusieron que todas las mujeres y niñas, vivan donde vivan, ya sea en un país rico o pobre, deberían poder disfrutar de los beneficios de la anticoncepción moderna, que salva y transforma vidas. Y se propusieron hacer realidad esa visión. 

Diez años después, el objetivo está a nuestro alcance. Se calcula que 371 millones de mujeres y niñas de países de renta baja y media-baja utilizan actualmente un método moderno de planificación familiar. Esto supone 87 millones más que hace tan solo una década. El número de usuarias de anticonceptivos modernos ha aumentado un tercio en total, y en 14 países se ha más que duplicado. Aunque siguen existiendo retos importantes, cada vez son más las mujeres que toman las riendas de su salud reproductiva y optan por la planificación familiar. 

Si aprovechamos estos avances y redoblamos nuestros esfuerzos, centrándonos en programas dirigidos por los países, financiados de manera sostenible, que incluyan a todas las personas y respondan a sus necesidades, podremos por fin cerrar la brecha en el acceso universal a la anticoncepción. Los datos de este informe pueden ayudarnos a marcar el camino. 

Quiero destacar tres mensajes clave del informe de este año. 

En primer lugar, la demanda de anticonceptivos modernos es imparable. Eso es lo que vemos cuando analizamos una década completa de datos, como podemos hacer este año por primera vez. Los últimos diez años han estado llenos de obstáculos para los sistemas de salud de los países (guerras, revueltas políticas, desastres naturales, brotes de enfermedades mortales y políticas retrógradas), pero, a pesar de todo, las mujeres de todo el mundo han seguido buscando y utilizando métodos anticonceptivos modernos en cantidades cada vez mayores. Es una confirmación importante de algo que los que trabajamos en este campo sabíamos desde el principio: la demanda de planificación familiar es real. No es un artificio de las prioridades de los contribuyentes mundiales; es el resultado natural del deseo de las mujeres de controlar su propio cuerpo y forjar su propio destino. Las mujeres y niñas buscan métodos anticonceptivos modernos porque son la llave que abre su vida. 

 

La demanda de planificación familiar es real. No es un artificio de las prioridades de los contribuyentes mundiales; es el resultado natural del deseo de las mujeres de controlar su propio cuerpo y forjar su propio destino.

 

Pensemos en la joven adolescente cuyo futuro depende de retrasar la maternidad hasta que pueda terminar sus estudios e iniciar una carrera profesional. Pensemos en la joven madre para quien un espaciamiento adecuado entre los nacimientos es literalmente la diferencia entre la vida y la muerte, para ella y para sus bebés. Pensemos en la agricultora o empresaria trabajadora que confía en la anticoncepción para mantener su mundo en marcha: alimentar a su familia, enviar a sus hijos a la escuela, salir ella y sus seres queridos de la pobreza. Las mujeres de todo el mundo quieren y merecen estar seguras, sanas y en control de su vida. Quieren una planificación familiar. 

¿Qué es la demanda?

Demanda es un concepto central en la medición de la planificación familiar. Se define como la suma de dos números: el número de mujeres en edad reproductiva que actualmente están usando un método anticonceptivo y el número de mujeres con necesidades insatisfechas que reportan no querer tener más hijos o querer retrasar el nacimiento de su próximo hijo, pero que no están usando un método moderno. 

En segundo lugar, debemos adaptarnos a las necesidades de las mujeres. Una novia adolescente en un pueblo tradicional se encuentra en una situación muy diferente a la de una adulta soltera en una metrópolis urbana. Una madre casada que ya está ligada a la atención materna continua tiene una experiencia muy diferente a la de una colegiala que compra preservativos en la tienda de la esquina. Los programas de planificación familiar deben adaptarse para llegar a las poblaciones a las que están destinados. Tenemos que pensar en términos de una atención centrada en la persona que se enfoque en las experiencias vividas y las necesidades reales de las mujeres y niñas, en toda su complejidad y diversidad. 

Una vez más, los datos pueden ayudarnos a lograrlo. Uno de los logros pioneros de FP2020 fue la notificación mundial de la prevalencia del uso de anticonceptivos en todas las mujeres, no solo en las mujeres casadas. Esta comunidad también lideró la tarea de desglosar los datos por edad para garantizar que las adolescentes y jóvenes sean realmente tenidas en cuenta. Nuestra información sobre la combinación de métodos anticonceptivos se ha actualizado para mostrar más detalles y, a partir de este año, incluye un nuevo dato que indica si el método se obtuvo en el sector público o en el privado. Todo ello se reúne en el análisis regional de este año sobre el África subsahariana. Los datos detallados nos permiten desgranar los estratos y examinar en detalle las subpoblaciones. Podemos rastrear los distintos patrones de uso de anticonceptivos, ver qué métodos utiliza cada grupo, evaluar dónde están las necesidades no cubiertas y estudiar cómo pueden mejorar su alcance los programas de planificación familiar. 

En tercer lugar, debemos lograr una financiación sostenible de la planificación familiar.  Si los países quieren hacer realidad sus ambiciones de desarrollo y satisfacer la creciente demanda de anticonceptivos, es esencial contar con una financiación fiable y resiliente. La planificación familiar no solo abre el futuro a las mujeres y niñas, sino que también es la clave para aprovechar el dividendo demográfico y construir sociedades prósperas. Debemos invertir en nuestra gente, especialmente en la juventud, y eso significa invertir en su salud, su futuro y su camino hacia el éxito. 

Tenemos mucha más claridad sobre los flujos de recursos en el sector de planificación familiar que hace 10 años, gracias a los incansables esfuerzos de los socios que pueden hacer un seguimiento global de los flujos de dinero y presupuestarios de los contribuyentes y de los países. Sabemos cuánto se gasta cada año en planificación familiar y quién aporta los recursos. Y hemos observado un cambio modesto pero importante hacia una mayor financiación de los gobiernos nacionales para sus propios programas. De hecho, ahora estimamos que los gobiernos nacionales contribuyen tanto como los contribuyentes internacionales al desembolso total en planificación familiar. 

 

Las mujeres de todo el mundo quieren estar seguras y sanas y en control de su vida. Quieren planificación familiar.

La tarea ahora es construir sobre ese marco e ir más allá. Para garantizar que dispongamos de fuentes de financiación fiables, sólidas y estables para financiar nuestros programas de planificación familiar en los años venideros, debemos ser innovadores. Los gobiernos nacionales tendrán que seguir esforzándose por movilizar recursos, sobre todo con la vista puesta en la diversificación y la adaptación. Algunas vías que deben explorarse son los planes de seguro de salud universal, una mayor participación del sector privado, la cofinanciación de oportunidades de desarrollo y las asociaciones intersectoriales. Los donantes también pueden ayudar con la estabilidad asumiendo compromisos a largo plazo para reforzar los países y programas más necesitados. Juntos podemos formular un enfoque sostenible y holístico para financiar estos servicios esenciales. 

Hemos visto lo mucho que se ha avanzado desde la conferencia CIPF de 2022. Tenemos mucho trabajo por delante, pero me anima la increíble fuerza de esta comunidad, que se puso de manifiesto en la conferencia  CIPF celebrada en Pattaya (Tailandia). Desde que comenzamos la transición de la FP2020 a la FP2030 han llovido las promesas, y docenas de países y organizaciones han anunciado ya sus compromisos formales con la alianza renovada. Nuestra nueva arquitectura está tomando forma rápidamente, con la creación de centros regionales y la puesta en marcha de proyectos para acelerar el progreso de la planificación familiar. 

Empezaremos a contar esta historia el año que viene, con nuestro primer Informe de la Alianza FP2030, que tenemos previsto publicar anualmente. El Informe de la Alianza será la contrapartida de este informe y se centrará más en las actividades que en los datos. Toda la alianza estará representada, con actualizaciones de los centros regionales, notas de progreso de los signatarios de compromisos, informes de promoción y debates sobre problemas y retos. Los dos informes se complementarán mutuamente, lo que nos permitirá beneficiarnos de un análisis a profundidad de los datos, así como de un relato sólido de los avances, las oportunidades y los retos de los países en los que trabajamos. 

Acompáñenos en nuestro viaje. La promesa que nos hicimos en la Cumbre de Londres sigue en pie.  

Dra. Samukeliso Dube

Directora ejecutiva, FP2030